Tenían que volver. Después de su presentación multitudinaria en el Parque Simón Bolívar en el marco de Hip Hop al Parque 2019, era necesario que P.N.O y Rocca volvieran al ruedo a hacer lo que los hizo leyenda: hip hop con pedigree, rimas acrobáticas, beats densos como orquesta para la voz de dos panteras negras asechando la sombra. Por eso, en 2020, presentaron un nuevo álbum. Nueva era es un disco redondo, profundo, introspectivo, potente. Conceptualmente puede ser el más fuerte de la carrera de Tres Coronas, recorriendo la leyenda que los hizo inmortales en Nueva York, Paris y Bogotá. A los cuarenta, los tiempos de competir por quién es el gallo con la cresta más aguda del ruedo quedan atrás. Es más bien el momento de reflexionar sobre un legado tangible en las rimas de aquellos que empiezan a estrellar el boli en el folio. Uniéndose a la narrativa del paro nacional, los reyes del hip hop en Colombia presentan “Resistencia”, un corte construido sobre la base del himno nacional de nuestro país en el que recorren la historia política reciente de nuestra nación, que ha comprometido su soberanía al venderse a las huestes del uribismo, que suma ya casi dos décadas en el poder.
“Resistencia” está construida sobre el motivo inicial del himno de la república, compuesto por Oreste Sindici hace dos siglos. Es una clave irónica sobre la marcha marcial épica que narra las proezas de los héroes patrios, mientras la historia la escriben los soldados rasos, aquellos que van a piel y hierro a la lucha, no otean con pericia de estratega desde la parte elevada de un monte sobre un caballo blanco. Y es que “Resistencia” es una celebración de los ciudadanos de a pie, aquellos que están poniendo el pellejo en la Colombia pandémica para tumbar, que lo hicieron, dos reformas injustas que desbarataba a la clase media. Y aún así, siguen marchando. Cuando tiran piedra, les responden a metralla. Y el mundo es testigo de veintenas de muertos que han caído en el último mes. ¿Hasta cuándo vamos a seguir tapando el sol con un dedo?
Este nuevo sencillo es una celebración de la minga indígena, del pueblo en pie de lucha. Así mismo, es una contestación a la masa pública que sigue apoyando el legado sombrío de veinte años que ha sido el uribismo en Colombia. Tenemos que parar y pensar, mirar a los más débiles y escuchar sus reclamos. Tenemos que entender que el ser parte de una nación es apoyarnos de manera conjunta. De lo contrario, seguiremos cada vez más desvalorizados frente al mundo. Nuestra economía se está desmoronando, nuestra gente tiene hambre. Y, aún así, sigue marchando. Quizás es momento de que caigan las estatuas, quizás es momento de dejar de culpar al arlequín retórico de Gustavo Petro. La culpa es de todos nosotros que no nos percatamos de la amenaza del Gran Colombiano hasta que era muy tarde. Seguimos resistiendo.
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