El punk es una colección de rostros anónimos, de los que apenas unos sobresalen a través de creatividad, esfuerzo y una visión única que los convierte en íconos. Los demás estamos atrás viéndolos romper la tarima, decir a voz en grito cuanto no nos atrevemos, ser libres entre el sudor, la estática de un micrófono calientes y cables desperdigados como serpientes mitológicas que esquivan los miembros de la banda en el escenario. Y, sin embargo, precisamente esta corriente artística ha construido una historia de casi cincuenta años de historia al relatar el lado más visceral de la experiencia humana: la del esputo, el amor entre el frío, la soledad del final de la noche, el desaire de seguir haciendo parte de una sociedad desigual, injusta, ciega. Se trata de que cada canción sume, de que cada músico amplifique la visión de la colectividad y que proponga, desde su propia orilla subjetiva, cómo se imagina un mundo menos podrido. Menos picho. En ese sentido, y desde 2015, una rata de colores se pasea por el subsuelo capitalino, vociferando sus aullidos a través de una criatura poliforme a la que han bautizado “El personaje”. Se trata de Rattus Rattus, un proyecto salpicado de varias influencias estéticas y musicales que han entendido el poder de la hibridación y el performance para construir canciones emocionantes y desgarradoras, amen del pogo, pero también de los corazones y cerebros desanimados. A propósito de su presentación en Rock al Parque, hablamos con Jaison (guitarrista) y Pamela (voz, en el rol de “El personaje”) sobre su ansiedad creativa, los estruendosos silencios de la noche sobrecogedora y el “purismo” dentro de la estética principal que representan: el punk.
Quisiera comenzar hablando un poco de la historia de la banda. Desde un punto de vista musical, ¿cómo empezó la banda?
Jaison: La agrupación empieza en el año 2015 cuando nos reunimos por primera vez Pamela Falla (vocalista), Gustavo Hueje (baterista en ese entonces) y yo en un ensayadero en Castilla. Al principio nuestra idea era empezar un proyecto de Electro-punk, Electro-clash y algo de Industrial. Pero, después de tocar por varias horas, nos dimos cuenta de que nuestra base principal, nuestra influencia en común y lo que realmente nos movía era el Punk y el Rock and roll, géneros que desde entonces han sido la base fundamental de la banda. Desde ese momento el proyecto ha estado abierto a la experimentación, no solo en el ámbito musical sino también el ámbito sonoro, haciendo uso de diferentes efectos y sintetizadores, atravesado por una constante evolución de sonidos e influencias incluyendo entre ellas el surf, el Garage rock y hasta la psicodelia.
Más allá de la novela Rant, ¿hay alguna relación entre la visión de la banda y la forma de ver el mundo de Chuck Palahniuk?
Pamela: El libro Rant, la vida de un asesino fue un gran referente para mí, al momento de escoger el nombre de la banda. En ese momento Chuck Palahniuk se había convertido en uno de mis escritores favoritos. Siento que hay una relación muy fuerte entre el escritor y la visión estética de nosotros porque muchos de los protagonistas de sus historias coinciden con la esencia del Personaje de Rattus Rattus y su visión satírica, ácida y rabiosa frente a diferentes situaciones bizarras que vive en su día a día.
Hay algo en la actitud en escena de Pamela que me recuerda a Poison Ivy de The Cramps. Me llama la atención, además, que la banda no se encuadra únicamente en el sonido del punk tradicional, sino que juega también con una larga serie de influencias y géneros.
Pamela: Claro, una de nuestras principales influencias es The Cramps, el parecido entre nosotras es una bella coincidencia y algo que siempre tomaré como un halago. Sin embargo, nuestra exploración hacia un nuevo sonido debido a las diferentes influencias de cada miembro de la banda hacen que Rattus Rattus suene diferente y a veces raye entre los puristas del punk.
En ese sentido, me interesa también la idea del performance y el concepto escénico detrás de cada show. ¿De dónde nace esa necesidad de ponerse en la piel del “personaje”?
Pamela: No hay ninguna necesidad de meterse en su piel. el Personaje siempre está ahí, siempre esperando el momento de salir. Nada se prepara, todo fluye de acuerdo con el momento.
La banda ha recorrido un circuito de bares under desde su formación, de Asilo al ahora Boogaloop, pasando por Dinasty, The Grange o lugares desaparecidos como Relámpago y Backstage. ¿Cuál es la importancia de las pequeñas salas de conciertos para las bandas independientes? ¿Está en crisis la música en vivo?
Jaison: No creo que la música en vivo esté en crisis. Al contrario, siento que la escena en Bogotá está más unida y creativa que nunca. Empezar tocando en escenarios pequeños y ascender hasta los más grandes, es el orden natural de las cosas, es un recorrido necesario para el crecimiento de cualquier banda independiente, es el camino más honesto para ganar experiencia, mejorar el ensamble, perfeccionar la ejecución, conocer y trabajar de la mano con personas y agrupaciones amigas. Todo este tipo de beneficios son los que se adquieren al tocar en pequeños conciertos en su mayoría autogestionados, un recorrido que, a su vez, fortalece a la escena rockanrolera. Por cierto, no hemos tenido el placer tocar en Asilo [risas].
Hay una especie de oxímoron en Conticinio. Es una palabra que se refiere al momento más silencioso de la noche, pero también uno de los lanzamientos más ruidosos que han aparecido en años recientes en la capital. ¿Cuál es el concepto transversal a este EP?
Jaison: El conticinio, como ustedes bien lo describen, es el momento más silencioso de la noche, pero para muchas personas puede ser el momento más ruidoso, caótico y tormentoso y no me refiero precisamente a sonidos que provengan del exterior. Conticinio, como EP, hace alusión a ese silencio abrumador, que desde un concepto social se ve reflejado en preocupaciones, insomnio y enfermedad.
Hablemos un poco del documental Censuradas y la manera en la participaron de esta cinta. También, ¿cómo perciben el papel de la mujer en la historia del punk nacional?
Pamela: Hacer parte de Censuradas ha significado mucho para nosotros, porque nos dado a entender que nuestro esfuerzo y dedicación no es en vano, que la necesidad de expresar nuestro inconformismo es tan fuerte que hace que traspase fronteras y nos haga parte de la historia del rock and roll. Me parece que el papel de la mujer en el punk nacional ha tenido una evolución muy bonita y gracias a las primeras chicas que se pararon por ganar un lugar en escena, es que nosotras, las que hacemos parte de la nueva generación, podemos disfrutar de ciertos espacios que en el pasado eran imposibles de acceder.
A la luz de lo anterior, hacen parte de una tarima en la que está Mónica Moreno, Sin Pudor y Las Ultrasónicas. ¿Cuáles son sus expectativas con relación a esta edición del festival y su interés por visibilizar el trabajo de más voces de mujeres disidentes?
Pamela: Claramente el Festival Rock al Parque está buscando visibilizar más voces femeninas porque entiende que la música y la sociedad ha ido en constante evolución. Además, en el mercado cada vez se encuentran más propuestas con mujeres liderando, que no solamente son disidentes, sino que también hablan del amor, la vida y las situaciones que viven en su cotidianidad. Esto solo muestra que nosotras ahora le apostamos también a vivir del arte y expresar nuestros sentimientos sin temor.
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