Durante el proceso de creación de su primer álbum Pilar Cabrera pasó por un proceso para reencontrarse y redefinirse, no solo como persona, sino como artista. De este proceso de introspección nacieron las canciones que compondrán su primera producción discográfica, Movimiento. Así, el ejercicio de composición se convirtió en una suerte de catarsis, como es el orden de las cosas en el proceso artístico, que le permitió lidiar con los sentimientos de frustración y estancamiento que venía padeciendo desde hacía meses. De esta manera, Cabrera ha creado una serie de composiciones que parten de su interioridad para conectar de una manera más humana con toda su base de seguidores, que continúa creciendo lanzamiento a lanzamiento. Hace unos meses conocimos “Gravedad”, un corte sobre el vértigo que implica la página en blanco y el bloqueo creativo. Ahora, Cabrera une esfuerzos con el vocalista de Oh’laville, Mateo París, para la intimista “Alivio”, un corte intimista y lóbrego que proyecta una luz al final del túnel, una esperanza después del caos.
La mente es una prisión sofisticada, porque no podemos escapar de ella sino aceptándola y contemplando sus paredes sofocantes en plenitud. El ser humano es un ser eminentemente narrativo y esta fascinación por la palabra complica nuestra existencia, pues seguimos condenados al paradigma cartesiano, permitiendo que el peso de los cuentos que inventamos sobre nosotros mismos nos sofoquen. La palabra puede aturdirnos, llenarnos de dudas, convencernos de que nada vale, de que no hay un propósito en la existencia. Sin embargo, cuando soltamos la narración y nos concentramos en hacer, en el movimiento antes que en la parálisis, encontramos una luz. Entendemos que todo estará bien, que podremos salir adelante. Así, “Alivio” explica lo que es para Cabrera el sentirse perdida y esa sensación de ascenso que se produce cuando empezamos a encontrar el sentido en el hacer, en la creación y la acción.
“Alivio” presenta un poderoso contraste de voces, que no dialogan, sino que retoman el hilo narrativo que propone la canción. Es un corte poderoso e hipnótico que va creciendo en elementos conforme la luz va filtrándose por los intersticios de la prisión por nosotros erigida. Así, el sencillo va abandonando la atmósfera melancólica de un inicio lento y cansado, para encontrar la plenitud en medio de una fanfarria triunfal de vientos, que envuelve a los cuerpos de los intérpretes para un ascenso hacia a la calma. Una vez llegamos al clímax, los protagonistas descienden a un estado de tranquila que ya no precisa de la épica musical, sino de un acompañamiento lento y calmo, como las nubes que circundan el cielo en los días de sol, formando animales flotantes imposibles que luego se desbaratan en el éter. Con “Alivio”, Cabrera sigue demostrando la fuerza interpretativa y creativa que permite intuir un álbum emotivo y enérgico, mismo que llevamos esperando desde hace mucho, mucho, tiempo.
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