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Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Los Rolling Ruanas nos llaman la atención sobre el verdadero espanto en clave de merengue campesino


Los Rolling Ruanas han dado un largo viaje desde que por primera vez se tomaran las redes para versionar en clave de carranga canciones de rock and roll. En 2017 el cuarteto de neo carranga y nuevos ritmos folclóricos presentó su primer larga duración, La Balada del Carranguero, un recorrido de diez canciones que retrata ese mágico universo en el que colindan la ciudad y el campo, las músicas tradicionales campesinas con una inteligencia rockera heredada de los grandes íconos de la cultura pop, una actitud irónica con el más profundo respeto de nuestro folclor y nuestro vínculo inmaterial con la tierra que nos brinda el alimento y el refugio. La banda llegó con este álbum a la edición de Rock al Parque de ese año, una plaza que les permitió hacerse con los corazones de miles de asistentes que quedaron sorprendidos, pues no esperaban que una guacharaca, un tiple, un requinto y una guitarra fuesen capaces de poner a brincar a toda una fauna ataviada de negro y camisetas desteñidas de Iron Maiden, Mötorhead y Anthrax. En la tarima más pequeña lograron demostrar por qué su música y su apuesta es relevante y necesaria en este momento, por qué su propuesta es tan fresca como la brisa sin tiempo de las montañas y los valles. Al año siguiente nos dejaron helados con su segunda producción de estudio Sangre caliente, producido por Mario Galeano y con colaboraciones diversas con Inti Illimani y el Rap Bang Club.

Ahora los Rolling Ruanas regresan con “Sin darnos cuenta”, un merengue campesino que llama la atención sobre las muertes que de manera directa o indirecta todos los colombianos tenemos en nuestra consciencia. Es cierto, la contingencia del COVID-19 nos ha recordado cuán frágil es la vida humana, pero la verdad es que desde hace años vivimos la aniquilación sistemática de nuestro rico ecosistema y, más aún, de los líderes sociales que se dejan el pellejo en el sentido literal por proteger ese remanso de jardín original que sobrevive a la civilización. Nos hemos convertido en espectadores indolentes, acostumbrándonos cada semana a una nueva tragedia, perpetrada por criminales de rostro anónimo, pero también de aquellos que se supone deberían protegernos, quienes también abusan, maltratan, asesinan y desaparecen individualidades disfrazándolas con botas de caucho. A ritmo de merengue campesino, de melodías contundentes y de un contenido profundo y consciente en sus letras, “Sin darnos cuenta” nos invita a abrir los ojos, a cambiar nuestra historia, a no perder la memoria, a formar parte del cambio colectivo del que todos somos responsables de los acontecimientos, así como también, potenciales agentes de cambio. Es emocionante ver a una banda decir las verdades protegiéndose solo con frágiles instrumentos de cuerda.

El videoclip de “Sin darnos cuenta” es la síntesis de los rostros propios de nuestras poblaciones campesinas colombianas. Las imágenes fueron tomadas al interior de algunas comunidades que han sido afectadas por la violencia, en los departamentos de Córdoba y Putumayo, en un viaje realizado durante el 2019 por los Ruanas junto a la FAO (Food and Agriculture Organization), organismo de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura. Estos son los rostros de quienes siembran las papas y legumbres lejos de la urbe, que cuidan al ganado para que crezca vigoroso y fuerte y alimente a las familias colombianas día a día. Estos son los rostros de quienes se exponen diariamente a que una ráfaga de balas les borre la sonrisa del rostro, perdiendo todo el tiempo que tarda en construirse una vida en la brevedad de un último suspiro. “Sin darnos cuenta” es una bella reflexión sobre lo que podemos hacer para evitar que la muerte siga de fiesta entre nuestros cañizales y los prados de nuestros bovinos. “Sin darnos cuenta” nos obliga a prestar atención, a abrir los ojos, a gritar de indignación y a hundir las yemas y las uñas en la tierra para sembrar un futuro seguro para todos nuestros coterráneos. Compuesta por Juan Diego Moreno, voz de la banda, mezclada por Fernando Cely, requintista de la agrupación y masterizada por Julián Guerrero, “Sin darnos cuenta” es una canción urgente, pertinente, necesaria. No dejen de escucharla aquí. Reconozcámonos en nuestra diferencia y démonos la mano: la vida solo es una y es sagrada.

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