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Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

La Pambelé: narrativas urbanas al ritmo de la salsa brava


Fotografía por Juan Diego Rivas

La Pambelé se ha convertido en una de las agrupaciones más interesantes de la salsa contemporánea hecha en Bogotá, no sólo por su propuesta sonora sino por la profundidad de las historias que cuentan sus canciones. Formada en Bogotá por tres músicos del variado ecosistema musical capitalino, la enorme orquesta se ha convertido en una fuerza vital que revitaliza los sonidos de la salsa brava desde una mirada metropolitana, epopéyica, plural. En definitiva, mestiza.


Cuando subieron por primera vez al ring, en 2022, llegaron con un debut autotitulado portentoso y evocativo, un testimonio que recuerda la esencia urbanita de un género que reimagina los paisajes tropicales desde el gris asfalto, sumando a la orquesta de los pitos y los transeúntes, metales preciosos y percusiones explosivas. La Pambelé presentaba en sociedad a una orquesta que, desnuda, sólo traía consigo su sofisticación musical para abrirse paso entre el mundo. Era más que suficiente. Era absolutamente necesario.


Ahora, con Nací mestizo, segunda producción discográfica presentada cuando promediaba el año pasado, la agrupación propone un discurso que trasciende lo musical y se adentra en cuestiones de identidad, territorio y pertenencia, todo desde la perspectiva de quienes habitan y respiran la capital colombiana. Así las cosas, La Pambelé engrosa las filas de una plétora de músicos que, desde la aparición de La 33 hace más de veinte años, han hecho de la salsa rola un lugar fértil para la creación musical. Siguiendo los pasos de La Sabrosura Dura, Kokodrilo, Radio Bembe, Radio Rebelde o Salsangroove, La Pambelé ha empezado a definir una identidad sonora que, desde su lugar privilegiado como orquesta capitalina, observa al resto del país para reflexionar sobre dinámicas coloniales y sociales que atraviesan la cotidianidad colombiana: el pan que se configura a punta de monedas de baja denominación, las formas del amor, el racismo que sobrevive en algunas esferas discursivas de la economía y la cultura.





El concepto detrás de Nací mestizo surge de vivencias personales y del contexto que envuelve a la banda. Como lo explica Miguel RoRebolledo (Miguel Rebolledo), "Nace de los insultos que recibimos como migrantes o por nuestros rasgos físicos ajenos a lo común. Este concepto termina dándonos el poder de la aceptación, el poder de reconocernos como únicos". Por ello, la mezcla cultural que caracteriza a sus integrantes no sólo es una marca de identidad, sino también un recurso creativo que canalizan a través de su salsa. Según RoRebolledo, "todo esto se revuelve dentro de nuestro ser para salir en forma de SALSA", un género que les permite articular la diversidad de influencias que los atraviesan, que componen un recorrido vital que incluye las aventuras psico tropicales de RoRebolledo en orquestas como La Tromba Bacalao o La Sonora Mazurén, el estudio juicioso de las tesituras del bolero de Lorena Contento (Lorena Jiménez) o los sofisticados pasajes de piano en la legendaria Aerophon de Camilo Toro.


La identidad gráfica del álbum, inspirada en la psicodelia de los años sesenta, es otro elemento que distingue a La Pambelé. Toro señala que "la alusión a la psicodelia viene asociada a la época en la que esta tuvo su auge, el paralelismo cronológico entre la salsa y la psicodelia les dieron vida a movimientos como el boogaloo". Con la colaboración del diseñador Mateo Rivano, un nombre central de la música neo tropical colombiana, la banda ha logrado capturar visualmente la esencia de su propuesta musical al presentar a sus tres componentes principales en la tapa con letras que, entonces novedosas, hoy nos recuerdan una “era dorada” de la salsa dura.


Así las cosas, por ejemplo, la colaboración con Nicoyembe en el tema homónimo del disco refuerza la conexión de La Pambelé con sus raíces afrocolombianas. Este encuentro fue particularmente significativo, ya que, en palabras de RoRebolledo, "el mismísimo Nicoyembe, quien no dudó ni un segundo en acompañarnos porque a él también lo crio la salsa", aportó una autenticidad inigualable al proyecto que reafirma el poderío de la orquesta a través del aval, amén del capital simbólico, de quien probablemente es el representante más importante de las músicas afrocolombianas. Para la banda, esta colaboración es un reflejo de su búsqueda por conectar con lo autóctono y llevar la salsa a territorios más cercanos a la identidad colombiana, no la rola, que es rica en melanina, ritmos y acentos.


Sin embargo, Bogotá, como epicentro de la propuesta de La Pambelé, desempeña un papel crucial en la construcción de su identidad. A pesar de que la salsa está signaa por una asociación caribeña, la banda defiende su esencia capitalina. "Bogotá es la ciudad que nos recibe. Incluso de bogotanos nos hemos sentido como migrantes", señala RoRebolledo, quien también recalca que "la salsa nació para tumbar estereotipos, para levantar el pecho con lo que uno es, sin importar qué tan tropical les parece que somos". Tiene, además, un sentido histórico: es en el contexto urbanita de la convulsa Nueva York de finales de los años sesenta que se define y se nombra el sonido nuevo creado por inmigrantes, intérpretes estadounidenses de primera generación y músicos afro que circundaban la urbe. Así, La Pambelé reivindica su esencia capitalina en la construcción de su sonido.


Fotografía por Juan Diego Rivas

De igual manera, en sus canciones, las narrativas urbanas cobran vida, inspiradas por las experiencias cotidianas de la capital. Para RoRebolledo, “salir en la mañana a agarrar un transmi y ver a niños trabajando, por ejemplo, ya te da una narrativa que habla por sí sola". Estas historias, entremezcladas con el caos y la vitalidad de Bogotá, encuentran en la salsa un vehículo ideal para ser contadas. Además, la banda no teme abordar temas sociales y políticos, utilizando sus canciones para visibilizar problemáticas y expresar inconformidades que subrayan el complicado tejido social de la urbe, centro simbólico y político del país en el que colindan identidades y tradiciones, que continúa presentando dinámicas de racismo institucionalizado y violencias hacia la diferencia. Frente la adversidad, una sonrisa, parece decir La Pambelé. Frente el desconcierto y el desarraigo, el refugio de la salsa, como recuerda positiva y esperanzada “El mañana”, un tema signado de son montuno y una narrativa edificante.


En el orden del discurso de Nací mestizo, que es ya una declaración de principios, caben entonces distintas influencias y visiones. Así, la reinterpretación de clásicos como "Maligno" de Los Aterciopelados y "Ghost Town" de The Specials demuestra la versatilidad de La Pambelé al adaptar temas ajenos al género salsero para configurar una narrativa que da cuenta de las particularidades de carácter de sus integrantes. Camilo Toro explica que "los retos de estas ideas es poder crear una versión que se parezca lo suficiente a la original para no estropearla, pero a su vez dándole la lectura de un salsero". En este proceso, la banda explora la transversalidad de los géneros musicales, encontrando conexiones inesperadas entre la salsa y otros estilos. “‘Maligno’ es casi un bolero, medio tango también por el bandoneón de la original, que se prestaba mucho para hacerlo así, y ‘Ghost Town’ me pareció siempre que tenía unos trombones muy fuertes y pesados, similares a los de la salsa dura de los setenta”, complementa el músico y compositor. Adicionalmente, el clásico del 2Tone se presta para narrar también el contexto menos agraciado de la capital: la violencia de los bares, la soledad del individuo, la paranoia y la desconfianza.


En ese recorrido musical reflexivo y envolvente, el reconocimiento que ha recibido La Pambelé tras participar en eventos como Salsa al Parque y compartir escenario con Marc Anthony valida su propuesta tanto en Bogotá como en otros espacios salseros del país: “En Bogotá y Medellín hemos tenido una recepción muy positiva. Muchos salseros de antaño pensaban que ya no volverían a escuchar salsa inédita con los sonidos auténticos de la salsa dura de los años setenta”, explica Lorena Contento, para luego añadir que "hemos logrado conectar con una nueva generación de jóvenes que, gracias al resurgimiento del género impulsado por artistas reconocidos, están redescubriendo la salsa", comenta Lorena Contento. Este puente entre generaciones es fundamental para la banda, que busca mantener viva la tradición salsera mientras incorpora elementos contemporáneos a una propuesta que enfatiza el espíritu primigenio de la salsa: la convergencia de ritmos y acentos, la posibilidad de incluir a la diferencia como fortaleza estética y el respeto honesto por la tradición y el camino recorrido por los ancestros.



Con un disco esencial para nuestro 2024 bajo el brazo, el anuncio de la edición en vinilo de Nací mestizo para 2025 refuerza el compromiso de La Pambelé con la tradición y el coleccionismo musical. Camilo Toro destaca que "apostar a sacar música en físico representa la resignificación de los rituales de la salsa y el romanticismo de añorar una época dorada". En una era dominada por el streaming, el formato físico se convierte en un medio para conectar con melómanos y coleccionistas que valoran la experiencia tangible de la música. Más aún, se ha dicho manidamente, representa una suerte de acto de resistencia en la medida en que resignifica el ritmo y la manera como consumimos la música en el convulso contexto tecnológico de la contemporaneidad. “En muchas fiestas todavía se utiliza el vinilo entonces queremos cubrir todos los flancos y públicos posibles”, puntualiza sobre dinámicas alternativas de inserción en la discusión cultural.


En un contexto donde la música tropical alternativa está ganando protagonismo, La Pambelé se posiciona como un puente entre la tradición y la innovación. "Creemos que ocupamos un lugar muy especial en la escena, ya que nuestro enfoque es precisamente resaltar lo mejor de la salsa clásica de los años setenta, mientras incorporamos elementos frescos", explica Contento. Esta visión optimista del futuro de la salsa en Colombia refleja el compromiso de la banda con mantener vivo el género, adaptándolo a las dinámicas contemporáneas sin perder su esencia. “Con nuestro nuevo disco, queremos llegar a los hogares de todas las familias colombianas y, por qué no, latinoamericanas, para que al escucharnos se sientan identificados con nuestros sonidos y las historias que cuentan nuestras canciones, que al final nos unen como nación y como pueblo latinoamericano”, concluye, sonriente.



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