Ela Minus es, sin lugar a duda, uno de los actos más importantes de la electrónica nacional desde hace una década, cuando empezó a publicar sus primeras composiciones en SoundCloud. La bogotana que se formó en síntesis electrónica y percusión ha construido un alias creativo fascinante en el que las máquinas análogas le dan un nuevo rostro a la electrónica mundial, revolucionando un mercado que está construido sobre programaciones en un PC. El verla en vivo se convierte en una experiencia emocionante, es una performance delicada y pletórica en pequeños momentos de belleza.
Después de firmar con Domino Records, Ela Minus presentó su debut solista, acts of rebellion, durante la pandemia, dando forma a una radiografía esencial de nuestra alma y ansiedad durante el muy largo encierro. Ela Minus se consagraba como una de las voces jóvenes más interesantes del panorama mundial. Lejos de ella el exotismo de producciones con síntesis de gaitas y ritmos andinos: todo en su música es un artificio, una sobresaliente ilusión llena de capas y emociones. El corazón de las máquinas ruge, tirita y brilla bajo los dedos de una mujer genial y sobresaliente. Desde entonces, Ela Minus presentó una serie de remixes de los cortes de su álbum, editó un EP con DJ Python que posteriormente fue reversionado por el legendario Ricardo Villalobos y ha participado en colaboraciones con distintos artistas. Ahora, después de un tiempo, Ela Minus regresa con “COMBAT”.
“Ha pasado un tiempo desde que lancé nueva música. Esto es, en partes iguales, emocionante, estresante y abrumador. COMBAT es probablemente mi canción favorita que he hecho”, comentaba Ela Minus en un correo enviado a su lista de fanáticos. “Siempre me sentí un poco asombrada con ella: podía simplemente sentarme allí y escuchar la progresión de acordes y ese sintetizador brillante en un bucle durante horas. Cuando escribí la letra y una melodía vocal, el asombro se renovó y golpeó de nuevo con toda su fuerza, haciéndome sentarme asombrada durante meses”, continuaba. La canción encontró después una fuerza etérea de belleza frágil cuando se sumó Jesse Scheinin en el saxofón y el clarinete, además de cantar en el corte, para que la artista trabajara sobre esas melodías a través de sus máquinas imposibles. El resultado es una canción erigida como un castillo entre las nubes al que sólo acceden las aves.
“COMBAT” presenta un lado más ambient en el trabajo de la artista que, de cualquier manera, está obsesionada con el diseño sonoro, por lo que sus piezas son siempre un paisaje sofisticado y emocionante. El corte, parte de la revolución desde el amor que ha propuesto desde siempre la bogotana, es una invitación a la libertad y la resistencia a través del arte. Es un delicado retrato del alma de una persona cuya convicción genuina y la de construir una sociedad más plural y libre desde su enunciación identitaria, invitándonos a sumarnos a un viaje cuyo último destino es la concreción de nuestros sueños y metas, siempre a través del amor.
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