Este título es un click and bait. Lo cierto es que, si bien el segundo álbum de las pamplonesas Melenas estrenó durante la pandemia global, su música es perfecta para cualquier momento. La banda de cuatro mujeres que se conocieron en el Nébula, uno de los venues claves de la incipiente movida under de Pamplona, presentó hace un par de meses uno de los álbumes más emocionantes del rock ibérico. Bienvenida la otra España, la que no aparece en nuestro dial de la radio pública colombiana mientras que Pucho Almarza sigue cantando las mismas aburridas historias, pletóricas de metáforas complejas y figuras retóricas pomposas. La música de Melenas es otra cosa, y es una cosa bien hecha. Fantásticamente creada. Un descubrimiento clave para los días de aturdidor silencio del encierro, un documento construido sobre la base del reverb y fuzz, letras inteligentes y una crudeza instrumental necesaria entre tanto rock pasado por el auto tune. Nada de malo en ello, como diría Laura, “guai que otros lo hagan, nosotras no”.
La música de Melenas es provocativa e inteligente y su segundo álbum, Días raros, es el testimonio de una rápida evolución musical en un proyecto que ha venido creciendo vertiginosamente. Su propuesta de valor es honesta, su puesta en escena y en redes apela a la sensibilidad del DIY, del fanzine, lo analógico. Cuando escuchamos su música sabemos que son ellas quienes hablan y que nos hablan de lo que viven: de su cotidianidad en la Pamplona pre pandémica, de balancear una banda y una carrera profesional, del amor entre ciudades, de la ansiedad de no entender los pensamientos del otro. En fin, de la maldita vida adulta que aún no abandona las ansiedades juveniles. Conformada por Oihana (guitarra y voz), María (teclado), Leire (bajo y voz) y Laura (batería) Melenas se ha convertido en una banda indispensable para llegarle al under español contemporáneo, ahora que Santi Balmes ya no grita sino en estadios y que Marc Ross et al no terminan de dar pie con bola en sus últimas producciones. Cada quien con lo suyo, en todo caso. Aquí una entrevista larga a modo de presentación de Melenas en la que hablamos de la movida en Pamplona, los rituales de escucha del vinilo y el mito retrógrada de la discriminación positiva. Aquí una entrevista con Melenas en las que, por supuesto, no les preguntamos por el nombre de la banda.
Quisiera empezar contextualizando el proyecto para mi país. ¿Cómo nace Melenas y cómo deciden empezar a construir sobre ese sonido que las define? Habla la tercera
Laura: Cuando nos conocimos las noches eran mejor que las de ahora [risas]. Nosotras nos conocíamos, tampoco es que fuéramos muy amigas, pero sí que nos conocíamos de salir por ahí. Al final, Pamplona es una ciudad pequeña y, si te interesa determinado tipo de música, acabas yendo a los mismos bares, los mismos sitios, que en este caso era solo uno: el Nébula.
Allí veíamos conciertos de varios grupos. El Nébula supuso una especie de revolución en Pamplona, pues empezaron a venir muchos grupos. Pamplona no era una ciudad en la que pasaban ese tipo de cosas y, desde que empezó el Nébula, podíamos ver a Sonny and the Sunsets o a Cosmonauts, un montón de cosas que igual giraban en Europa y, como Pamplona está entre puntos interesantes como Francia y Bilbao y Donosti, que tienen salas de conciertos importantes, además de que está de camino a Madrid y Barcelona, empezó a crearse la bola de que el Nébula era un lugar con conciertos interesantes y los grupos querían tocar allí, aunque los medios fueran escasos. Entonces tuvimos el gusto de ver a muchos grupos guais y de verlos juntas. Y, coincidiendo esas noches de ver a grupos o con pinchadas de amigos que ponían música que nos gustaban y tal, fuimos haciéndonos colegas. Algunas de nosotras ya habíamos participado en algunos grupos y entre todas juntas nos empezó la idea de hacer algo. Creo que fueron María y Oihana las que empezaron con la iniciativa de “montemos algo” y, como sabían que yo había tocado la batería en otros grupos, pues fue como “hagámoslo”. Empezamos a ensayar, esto fue en el verano del 2016, y el proyecto fue surgiendo como podía ser: con la falta de experiencia de todas, con las ganas que teníamos y con Oihana que trajo unas canciones muy buenas desde el principio, un pop súper sencillo que tenía mogollón de posibilidades y todas empezamos a creer en el proyecto y en esforzarnos por él. De repente nos empezaron a salir cosas. Fuimos aprendiendo muy rápidamente, nos metimos al estudio con muy poca experiencia, grabamos y así es como fue surgiendo Melenas.
Algo sobre el proyecto me recuerda esa edad dorada de la tercera ola del feminismo que coincide con el movimiento de las riot grrrrl en los Estados Unidos. Bandas como Bratmobile, Bikini Kill, L7, Lunachicks o incluso actos posteriores como The Breeders. ¿Cómo sienten hoy el ser una banda de mujeres tocando rock?
María: Nosotras hacemos música como creo que la haría cualquier otra persona, sea hombre o mujer. Coincido en que somos cuatro mujeres en un grupo haciendo música, pero no encontramos ninguna dificultad por ello. Y, además, sí es cierto que ahora se tiende a tener más presencia de la mujer en todos los espacios sociales y laborales. Entonces no hay tantos impedimentos como sí los pudieron encontrar otras mujeres de otras generaciones. Pero es que tampoco nos lo planteamos cuando empezó el grupo.
Oihana: Sí que noto que la cosa va demasiado rápida, cosa que nos alegra muchísimo, porque cuando nosotras comenzamos, en cierta manera, era más sorprendente. Una hace cosas y tiene presente que no es una cosa que está normalizada aún hoy. Por suerte, cada vez hay más grupos liderados por chicas o compuestos por chicas que hacen que haya más referencias, que la cosa se normalice más y sean más presentes también ese tipo de actitudes.
Laura: Sí que es verdad que el avance se ha producido muy rápidamente en los últimos años. Hace un buen tiempo que existen grupos femeninas y tal, pero al menos en nuestro país yo creo que está habiendo como bastante ánimo ahora en ese sentido.
Leire: Está dejando de ser algo excepcional. Era algo excepcional y, a la vez, es rarísimo pensar que hasta ahora era algo natural y normal que fueras a un concierto y el 80% o más fuera masculino. Y, a base de ver chicas en el escenario, el resto se va animando. Que haya más referencia de grupos de mujeres hace que otras mujeres se lancen a hacer música.
Oihana: También hay un trabajo como banda de reafirmarnos continuamente de que es nuestro lugar, de que lo valemos. Muchas veces se pone también en duda de si estás ahí por tu género.
Laura: Ahora sí que desde las instituciones o desde los festivales hay un mayor apoyo al hecho de que haya grupos femeninos. Igual, como hay festivales que hacen mitad y mitad del cartel con hombres y mujeres, hay gente que también cuestiona tus logros por eso, en plan “bueno, es que os va tan bien por eso: porque como sois tías eso se potencia”. Entonces es como “jo, ¿ahora hay también que reafirmarse en eso?”.
Leire: Le quitan el mérito a tu trabajo, a que puedas interesar a la gente por tus canciones, no por ser mujer.
Laura: Nosotras somos chicas y quizás nuestras canciones tengan algo que otras no, pero, en sí, eso no es un género. Música de chicas no es un género.
Su debut de 2017 causó un revuelo en la crítica independiente española. ¿Cuáles fueron los aprendizajes que derivaron en el fortalecimiento de su identidad para Días raros? Habla la primera.
Oihana: Como decía antes Lauri, María y yo no habíamos tocado en ninguna banda y Leire y Laura sí que habían tocado en alguna banda, pero Leire había tocado el bajo durante muy pocos meses. Entonces, de cierta manera, partíamos de un punto en el que éramos inexpertas en lo que es ser banda y en lo que conlleva después que es el grabar. El debut fue como las primeras experiencias. También salen cosas geniales de ahí, cosas que son igual y más inocentes, pero luego ya para el segundo habíamos tocado ciento y pico conciertos, habíamos aprendido mucho con los instrumentos o como banda a tocar de una manera más compacta. Y luego muchas horas juntas, muchas horas para conversar sobre las nuevas canciones y escuchar música juntas y decir “pues mira, esto podríamos hacerlo por aquí y esto por allá” y un trabajo mayor de pensar cómo sonaría todo, a manera individual y en conjunto. Esta vez para esta grabación ya hicimos unos demos para saber si queríamos ir por ahí o queríamos cambiar, cosa que la banda no había hecho antes. Había un trabajo más pensado.
Contextualmente el álbum ha cambiado a causa de la situación mundial. Algo similar sucedió con Siento muerte de Mujeres, que estrenó antes este año. ¿Cómo han sentido que el álbum se ha resignificado a la luz del COVID-19?
Laura: Por mi parte yo creo que sí. La recontextualización me parece bastante adecuada y es algo que nos pone bastante contentas en el sentido de que, ya que nos ha tocado vivir estos tiempos difíciles, mucha gente se ha sentido un poco identificada por otros motivos, no por motivos pandémicos sino también personales o por todo tipo de motivos, con las canciones. Y quizás por esto mismo, en este momento se ha podido escuchar el álbum de una manera más reposada, más introspectiva o lo que sea. Yo creo que de alguna manera ha caído en un momento más o menos adecuado. Hay gente que lo ha vivido así y eso es lo que importa.
Oihana: Quizás el hecho es de cómo se ha escuchado. Porque lo has escuchado en casa, en tu habitación que es como el punto de partida de esas canciones, es de donde sale. Quizás eso hace que haya una conexión ahí mayor.
La banda ha gozado de un apoyo muy interesante del público de una manera muy orgánica. En la era de las pautas digitales y de la creación de contenido, ¿cómo ve Melenas el uso de las redes y cómo han construido su narrativa digital? Porque, además, vuestros videoclips tienen un diferencial bien concreto.
Laura: Bueno, en cuanto a redes sociales, la que se ocupa es Leire. Pero únicamente lo que yo quiero decir es que la construcción es bastante inocente. Como ha venido pasando con nuestra música y con nuestra propia identidad, si la tenemos, se ha venido creando sobre la marcha y no somos nada calculadoras en ese sentido. Intentamos hacerlo todo de manera natural, más que nada porque es la única manera en que sabemos hacerlo. Si no sería algo que no va mucho con nuestra manera de ser. Está muy guai que otra gente lo haga, pero nosotras no.
Oihana: Me hace gracia cuando comentan que tenemos una identidad muy concreta, porque para nosotros, como decimos, no está pensado. Somos nosotras. Puede ser una identidad muy concreta porque somos nosotras mismas.
Laura: En cuanto a los videos, han ido surgiendo sobre la marcha. En el de “3 segundos” llevábamos mucho tiempo queriendo colaborar con Iker Insausti que es amigo nuestro y sabíamos que iba a ser una cosa muy loca, entonces nos pusimos en sus manos sin darle ningún tipo de instrucción. Encajaba mogollón, nos apetecía participar de esa locura y quedó muy guai. En el segundo, “No puedo pensar”, teníamos muy claro el emplazamiento y que nos apetecía que fuera en ese parque de atracciones casi abandonado y antiguo que es Igueldo en San Sebastián y también el tema de hacer el material fílmico. Conocimos a dos personas que nos lo podían hacer y queríamos hacer algo un poco nostálgico porque la canción nos lo pedía. En el tercero, “Primer tiempo”, se hizo lo que se pudo porque ya estábamos confinadas. Es decir, en cuanto a muy pensado, no estaba muy pensado.
Leire: En este disco, a diferencia del anterior que nos pusimos en las manos de agente, que también era lo primero y no teníamos mucha idea de qué hacer, nos costaba llegar a lo que queríamos, esta vez sí que lo teníamos un poco más claro. Sabíamos las cosas que queríamos y que fuera algo bonito porque hemos trabajado un montón de tiempo en el álbum y queríamos que lo que acompañara en imagen nos hiciera sentir satisfechas.
Oihana: Sentirte al final identificada y cómoda con las imágenes que se muestran de ti.
Laura: Que captaran el espíritu de la canción. Sí que son pensados, pero bueno, el tercero, por ejemplo, fue lo que pudimos hacer estando confinadas. Lo trabajamos bastante.
Oihana: En todos los casos lo que ocurre es que también nos tenemos que adaptar a las posibilidades que tenemos. Tampoco somos una gran banda. Entonces es, con lo que hay, intentar hacer el máximo.
A la luz de lo que ha pasado con su carrera, ¿creen en la separación entre el mainstream y el under? ¿Cómo ha aportado el tema de los festivales en su consideración sobre esas etiquetas? Habla la cuarta. Habla Laura. Habla la cuarta. Habla la primera. Habla la cuarta.
Leire: Bueno, cada vez está más diluido.
Laura: Está muy diluida esa barrera. Y luego hay unas etiquetas que cada vez tienen menos sentido, lo indie, lo no indie. Nosotras venimos del underground y creo que seguimos en él [risas]. Y no creo que pasemos al mainstream.
Leire: Pero sí que tocas en festivales, en el Primavera Sound. En escenarios grandes, en el escenario grande del Primavera y piensas que, hace algunos años, esto no hubiera pasado con un grupo pequeño.
Oihana: Al final, estos festivales se han convertido en el festival de todos los festivales dentro. Y al final estás ahí y compartes cartel con gente que sí son realmente mainstream que lo puedes identificar y luego estamos nosotras.
Leire: Esa oportunidad es maravillosa. Hay un montón de gente que no va a verte a ti, pero quizás para ahí y te ven.
Creo que los hábitos de consumo de los artistas determinan sus decisiones de producción y lanzamiento. Y es emocionante que cada vez más estemos regresemos al formato álbum, así sea de manera digital, para construir un concepto redondo y una continuidad narrativa. ¿Cómo escuchan ustedes la música?
Laura: Picamos un poco de todo, pero somos bastante de álbum entero todas. Yo escucho bastantes álbumes y creo que todas lo hacemos. De un artista que tenga una carrera que te interesa en general, te interesa conocerte todos sus álbumes. Luego te quedas con uno, luego vuelves a otro también. Y luego, aparte, como todo el mundo, creo que picoteamos del streaming.
María: En Spotify tienes tus favoritas y puedes ir al radio de la canción y así acabas a veces descubriendo cosas que no conocías. A mí también me gusta escuchar en vinilo. A todas.
Laura: La putada es que los tocadiscos se rompen mucho. A mí me encanta escuchar vinilo, pero a veces me pongo un vinilo en el tocadiscos y digo “mierda, lo escucho mejor en Spotify”. Pero bueno, esto no está bien decirlo [Risas].
Oihana: Sí que es verdad que hay una conexión cuando compras vinilos también, para mí, que es diferente con el artista. Es el valor del objeto. Lo compras, te lo llevas a tu casa, lo miras, lo pones, lo hueles, todo. Es un apoyo directo al sello y al artista, cosa que no pasa con los servicios de streaming en los que son unos porcentajes mínimos los que se llevan el artista y el sello.
María: Independientemente de que escuchemos mucho en digital, siempre tendemos a comprar los discos en físico.
Laura: Sobre todo después de conciertos. Eso es lo más. Cuando vas a un concierto que te gusta de un grupo y pequeño. Si en el concierto te han conquistado compras el vinilo y es el súper momento. Se siente de otra manera, la percepción es muy distinta. Tu estado mental y físico es muy distinto en la escucha.
Cuando me topé con Días raros quedé anonadado. Me fascina el nivel de atención que exige su experiencia de escucha, suceden muchas cosas en simultáneo. Es un álbum muy inteligente El sonido del reverb, el fuzz y las voces con eco descontextualizan la música para llevarnos hacia otro lugar. ¿Qué estaban buscando, en términos de sonido con el álbum?
Oihana: Yo creo que va un poco en función de cada una de las canciones, de cómo es a nivel rítmico, musical, armónico y hacia dónde te lleva. La parte básica es como en el álbum anterior: las canciones se construyen sobre una estructura bastante sencilla. Pero sí que también nosotras a raíz de tener mayor contacto con nuestros instrumentos, con efectos, con pedales y tal, pues vas buscando unos matices que te lleven hacia lo que explicas, hacia donde te transporta la melodía o los acordes. Sí que hemos intentado generar en cada una de las canciones una atmósfera concreta. En la totalidad sí hay un hilo conductor. Eso sí lo hemos trabajado mucho esta vez.
Hablaba el otro día con Tigre Ulli, que es el alias de Luli ex bajista de Las Ligas Menores, sobre cómo el éxito de la banda empezó a interceder en su propia carrera como arquitecta y tuvo que ponerle un freno y empezar de cero. Por cierto, os recomiendo el álbum, es bellísimo. Pero, quisiera saber, ¿cómo ven hoy a Melenas y cómo equilibran sus propias carreras con las giras, la promoción y la prensa colombiana?
Leire: ¡Jo, pues es un trabajo! Como dices, cada una de nosotras tiene su profesión, su trabajo y esto implica dedicar tus ratos libres muchas veces a trabajar en Melenas. O tener que parar un rato de trabajar, yo que soy autónoma, y estar atenta de que hay que responder a alguien o colgar algo en redes o coordinar el concierto del fin de semana a ver cómo lo vamos a hacer. Al final, estás continuamente en comunicación con la banda. Es el chat más activo de todo el móvil. Todo el tiempo estás trabajando en cosillas y hay veces que te supera porque hay días en que estás a tope de trabajo y te pilla a tope de Melenas y otras veces en el que lo disfrutas mucho. En el confinamiento tuve mucho tiempo para trabajar en la banda, fueron muchas horas de hacer entrevistas, de hacer textos. Era muy divertido.
Laura: Es una cosa que a veces nos ha superado y llegamos a todo como podamos. Pero yo en este momento no tengo trabajo y si quiero puedo dedicarme todo el día a Melenas porque siempre se puede trabajar en el grupo.
Oihana: Y eso que ahora no estamos tocando. Porque hay una canción en el Días raros que habla de eso que es “Ciencia ficción” que era del verano pasado en el que tocábamos tanto que llegábamos al lunes de trabajo totalmente agotadas. Queríamos un día sin hacer nada. Que nos dejaran en paz [risas]. Siempre llega un momento en el que, independiente de lo que toques, te tienes que plantear si lo puedes llevar a cabo o no porque requiere mucho más tiempo de lo que la gente se puede imaginar. No es solo ensayar y tocar.
María: Es que es un trabajo. Lo que pasa es que a veces no te da tanto económicamente o no quieres renunciar a tu otra profesión por eso. Pero realmente es un trabajo.
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