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Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Conozcan la nueva sangre del indie colombiano de Los huecos con “Cóndor”



Los huecos es un nuevo proyecto bogotano que en 2020 empezó a hacer ruido en la escena emergente. Este quinteto está formado por cinco amigos del colegio (Oscar González, guitarra y voz; Benjamín Reyes, guitarra; Jacobo Rocha, batería; Alejandro Casses, bajo; y, Pablo Pastrana, teclados), quienes siempre han amado y vivido alrededor de la música. Oscar (líder de la banda) quiere llevar a cabo la experiencia de tener una banda con su grupo de amigos más cercano, lo que permite que la banda tenga una química evidente que se manifiesta en su habilidad de crear composiciones delicadas y emocionantes con una base de indie rock. “Cóndor”, su nuevo sencillo, es la tercera producción que la banda presenta al mercado musical, un corte con guitarras psicodélicas con influencia andina que recuerda algunos de los momentos de Ismael Ayende en sus inicios.


“Cóndor” tiene un aire andino fusionado con varias vertientes del rock, pues la persona de la que habla la canción es una amante de la naturaleza y esta es una dedicatoria en franca lid a su afición por caminar por páramos, nevados y montañas. “Cóndor” es una carta de despedida a un amor infructuoso, a una persona que quisimos, pero que no nos devolvió el afecto. A veces no basta con entender las virtudes de un individuo, pues el ser buenos no nos garantiza la reciprocidad del afecto. Con un juego de guitarras que recuerda el rock de los sesenta y la influencia de Carlos Santana, “Cóndor” nos muestra un nuevo camino para recorrer solos ahora que esa persona en la que depositamos nuestra confianza abrió sus alas para volar en solitario, oteando las cimas de las montañas para encontrar su propio sosiego.

“Cóndor” es un adiós necesario para alguien que nunca mostró interés por nosotros. Es una despedida necesaria, pero sin resentimiento para alguien maravilloso que igual y no pudo ver nuestras virtudes. La vida es recibir y dar, pero también soltar y aprender a crecer en solitario. En ese sentido, “Cóndor” nos muestra la senda del guerrero andino, invitándonos también a aprender a estar tranquilos con nuestra propia presencia, sin precisar de nadie más. Es una composición que crece y transforma conforme avanza la melodía, un espacio en el que la guitarra es protagonista con una cadencia en la percusión de aire andino galopante. Los huecos demuestran aquí una experticia poco vista en bandas emergentes, una inteligencia compositiva que los proyecta como un importante nuevo acto en la capital al que esperamos ver pronto una vez se reactive la economía de los conciertos. Mientras tanto, nos unimos a su vuelo solitario en “Cóndor”. Conózcanlos.



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