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Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Celebramos las bodas de plata de “El Dorado” de Aterciopelados



Este año, como todos, se celebra el aniversario número 25 de algunos de los álbumes más emocionantes de la historia del rock mundial. En California, No Doubt saltaba a la fama con su tercer esfuerzo discográfico, Tragic Kingdom, a través de Interscope, un momento en que la industria de los Estados Unidos empezó a considerar el ska un género para el consumo masivo. Mientras tanto, Billy Corgan presentaba su álbum más triste y conceptual, el esfuerzo doble de 28 cortes Mellon Collie and the Infinite Sadness, una joya que conservó por última vez la formación original de la banda de Chicago. En Latinoamérica, mientras tanto, Soda Stereo prensaba su último esfuerzo de estudio, Sueño Stereo, con clásicos como “Ella usó mi cabeza como un revólver” y “Zoom”, mientras que sus coterráneos liderados por Vicentico y Flavio Cianciarulo presentaba Rey Azúcar y Titán se lanzaba en su etapa previa a la llegada de Jay de la Cueva con Terrodisco. En nuestro país, mientras tanto, los pantalones de Carlos Vives se hacían más cortos conforme aumentaba su éxito con su segundo álbum a través de Sonolux, La tierra del olvido.


En Bogotá, en simultáneo, Andrea Echeverri y Héctor Buitrago andaban armando ruido entre trancones y vendedores ambulantes de la 19, donde el segundo había empezado a concebir su anterior proyecto, La Pestilencia. Luego de la positiva experiencia lograda con su primer álbum, Con el Corazón en la Mano, Aterciopelados recibió más apoyo por parte del sello BMG y se embarcó en la búsqueda de un mejorado sonido trabajando con ritmos autóctonos como la cumbia, el bolero, la balada rock y algo del sonido punk presente de su primera placa, esto se logró incorporando a Federico López como productor quien viajó desde Medellín para las sesiones de grabación de las canciones que tenían preparadas Andrea y Héctor y que se llevaron a cabo en el legendario estudio Audiovisión en Bogotá, entre octubre y diciembre de 1994. Tiempos aquellos.


El dorado tardó cerca de un año en producirse y vio la luz el 24 de octubre de 1995. El álbum se convertiría en un suceso histórico para el rock en el país, un momento en que empezamos a mirarnos de veras en nuestra riqueza cultural para entretejerla con ritmos foráneos que, lentamente, se convirtieron en nuestra promesa de valor. Vives llevó el vallenato al mainstream con arreglos rockeros y pop con el auxilio de Iván Benavides y un recién llegado Richard Blair, pero los Atercio lograron una mixtura inquietante con varios más géneros de lo largo y ancho de la geografía nacional. Hacía poco que Manu Chao había presentado Casa Babylon junto a Mano Negra, grabado en Bogotá y cargado de leyendas urbanas aún vigentes, y algo de ello debió influir en El dorado, pues esta world fusion del francés ya planteaba una serie de elementos que luego aparecerían en discos de Molotov, Tijuana No! y muchos más.


El álbum de los Atercio incluía una nómina de lujo: Andrea Echeverri (Voz, Guitarra Rítmica), Héctor Buitrago (Bajo, Coros), Andrés Giraldo (Batería), Charlie Márquez (Guitarra) y, como músicos colaboradores, Alejandro Duque (Batería), Alejandro Gómez-Cáceres: (Armónica), Gilbert Martínez (Percusiones), Willy Newball (Teclados) y Juan José Virviescas (Maracas, Coros). El Dorado se lanzó en 1995 y, de esta manera, se fue develando una joya de la música colombiana, que evocaba con su nombre la leyenda del Dorado que buscaron infructuosamente los conquistadores y que en la canción que le da el título al disco sugiere que ese tesoro permanece con nosotros, en nuestro interior. Este fue su primer acercamiento a la espiritualidad y las raíces ancestrales de América que más adelante seguirían explorando en sus demás álbumes. ¿Recuerdan ese delicado esfuerzo producido por Phil Manzanera, La pipa de la paz?


Por ese entonces surgía el canal MTV Latino, un canal destinado a presentar la producción musical en español y a la difusión de estos nuevos géneros y bandas que se escuchaban desde Tijuana hasta la Patagonia, pasando por Bogotá, Santiago y Montevideo. El primero de los éxitos de El Dorado en MTV y número uno en las radios de todo el continente fue “Bolero falaz”: una mujer que cantaba acerca de una traición con un lenguaje jocoso e irónico cargada de colombianismos y que cerraba con la célebre frase “cagarse de risa”. Su video, realizado por Rhayuela Films, mostraba a la banda y la poderosa imagen de Andrea con su guitarra de flores en el centro de Bogotá, acompañados de un paisaje urbano caótico y popular. El “Bolero falaz” ha sido considerada la mejor canción de rock colombiano de todos los tiempos. “Colombia conexión” reivindicaba la necesidad de apreciar lo nuestro, dejar de mirar lo foráneo y encontrar una identidad, mientras que “Candela”, una explosiva composición llena de coquetería y “Pilas”, callejera hasta la médula, regresaban a la identidad de la primera placa de los Atercio. Vendrían más éxitos con los sencillos de esta producción como “Florecita rockera”, que se convirtió el referente obligado del rock nacional y que hasta el presente su mensaje se asocia con un espíritu femenino libre y aguerrido, además de convertirse en el epíteto favorito para referirse a la voz líder del proyecto.


La promoción del disco El Dorado le significó también a la banda un sin número de presentaciones con las que pasaron de lo local a lo global permitiéndoles estar en las grandes ligas del Rock Latino de la década de los noventa, además de asegurarles un lugar clave en el panteón del rock iberoamericano que los llevaría a colaborar luego con Enrique Bunbury, Gustavo Cerati, entre muchos otros. La aceptación casi inmediata de este disco se reflejó a nivel comercial registrando ventas que actualmente superan las 400.000 copias en Colombia y 600.000 a nivel internacional, llegando a contar con ediciones diferentes para Estados Unidos, España, México y Argentina. Hoy, 25 años después, las canciones de El Dorado siguen resonando en los oídos y corazones de una generación de latinoamericanos que lo recuerdan como banda sonora y como un registro musical de historias de Colombia. La celebración de el Dorado 25 años aún está pendiente por la situación de emergencia de salud producida por el COVID 19, pero pronto se estarán anunciando las fechas de esta gran conmemoración. Mientras tanto, recordamos el disco desde casa y gritando a todo volumen “Si no se puedo, pues no se pudo, (…) no hay cuerpo que lo resista ni mal que dure cien años”. Pronto nos veremos.




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