Parece extraño pero, para una banda que saltó a la fama con su ya casi clásico “Fuego”, presentar un EP bajo el nombre de Agua y que con este lanzamiento encuentren de nuevo la fuerza de su identidad estética es paradigmático. A estas alturas no tiene mucho sentido presentar a Bomba Estéreo, el proyecto liderado por Li Saumet y Santiago Mejía, pues es quizás uno los proyectos de mayor difusión en nuestra cultura musical. Desde Vol. 1 la banda se convirtió en un volador sin palo que brilló en lo más alto del firmamento de la música global, agotando fechas en todos los venues de Europa y Estados Unidos en los que se presentaron, además de convertirse en uno de los actos mejor recibidos de festivales como el Estéreo Picnic, en el que han repetido nómina, primero como acto emergente y luego como uno de los momentos claves de la tarima principal. A título personal, sin embargo, considero que quizás su último gran disco fue Elegancia tropical de 2012. Ya en 2015 la banda firmó con Sony y pareciera como si hubieran tenido que comprometer parte de su promesa de valor para hacer valer la inversión de la enorme disquera, permitiéndose coquetear con otros ritmos que les abrieron un mercado más grande, pero tomando ciertas concesiones que denotaban que canciones como “La niña rica”, “Música acción” o “Corinto” ya no harían parte de su set en vivo. Y a pesar de que el videoclip de “Soy yo” se convirtiera en un acto de resistencia latinoamericana y que fuese abiertamente celebrado, ni Amanecer ni Ayo resultaron tan fuertes como sus tres primeros proyectos. Esto, por supuesto, es una reflexión personal.
Llega Agua, sin embargo, y todo vuelve a embocar por un curso armónico y vital, por la inteligencia lírica del canto a la naturaleza, por la fuerza en las programaciones de Mejía y una orquestación hermosa que hacen de estas tres canciones una magia palpable que revitaliza, en mi opinión, la música de Bomba Estéreo. El lanzamiento de tres canciones se enmarca en un proyecto que cristalizará en un álbum que saldrá más adelante este año, Deja, que se compone de los cuatro elementos naturales. Iniciar con Agua no es una decisión que simple y llanamente buscase evitar la confusión de lanzarse con el mismo nombre de uno de sus sencillos más exitosos, sino que tiene también que ver con el hecho de que esta primera parte presenta toda la fuerza de la interpretación femenina de Saumet. El agua es un elemento vinculado con la vida y la feminidad, además de ser el espacio vital de criaturas fantásticas como ninfas y sirenas. Acompañando este lanzamiento de tres canciones llega también el videoclip de “Agua”, que titula el proyecto de tres cortes. Ya desde el primer momento de este esfuerzo de tres cortes, llega un sonido característico de bullerengue que concatena con unas programaciones espectaculares de Mejía. Así mismo, el color de la voz de Saumet retoma la vitalidad de siempre, un registro que no es “pulcro” en el sentido occidental, sino que tiene el carraspeo y el carácter de la música del Caribe.
En el audiovisual que acompaña el lanzamiento Saumet se presenta como un alma mística que se embarca en un viaje psicotrópico para conectar con los sentidos dormidos que se esconden bajo la tierra. Es un videoclip poderoso que tiene tras de sí un regreso a la imaginería tropical y la fuerza de los colores del achiote, el bure, el huito o el huitillo en cuyo medio aparece la figura de Saumet, no como una sacerdotisa que se erige como profeta, sino como una bruja de las selvas que busca conectar con el lenguaje de las aves. Es bellísimo sin rayar en lo exotista, parte de los aprendizajes que le ha permitido aprehender a la cantautora el haber dejado la urbe para radicarse frente al mar espumoso del Magdalena y a Mejía las reflexiones naturalistas de su aventura solista como Monte. Los dos cortes que complementan el lanzamiento de esta tríada son “Deja” y “Soledad”, composiciones más aterrizadas que dejan de lado el sonido de la electrónica festivalera y que se construyen sobre una indagación folclórica honesta por parte del dúo. Con Agua Bomba Estéreo reconcilia su identidad que los hizo enormes con el difícil mundo del marketing musical. En lo personal, considero que es un alegre retorno a la raíz, a la que se vuelve con nuevos aprendizajes y nuevas inquietudes estéticas. Todo lo que viene pinta bueno.
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