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Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Bella Álvarez está encontrando la voz que quiere habitar


Bella Álvarez está encontrando la voz que quiere habitar

Bella Álvarez es una cantautora paisa quien debutó en 2019 con el delicado EP Hortalizas y flores para sorpresa de todo el ecosistema alternativo. Desde entonces, y a pesar de la pandemia que puso en jaque la economía musical mundial, la compositora y cantante ha venido creciendo de manera vertiginosa en la escena de su país y Latinoamérica. Con Canciones para una casa chiquita de 2021, un álbum de belleza delicada y una inteligencia poética sin par en el territorio colombiano, Álvarez se hizo un espacio en el cartel de la edición de 2022 de Estéreo Picnic, además de convertirse en una de las voces más celebradas de la música de su país. En esa oportunidad, la cantante y compositora cerró el ciclo de un álbum sobrecogedor y melancólico frente a una asistencia que venía descubriéndola durante tres años y que permaneció fascinada durante cada uno de los momentos de su espectáculo.


No conforme con ello, Bella Álvarez ha venido preparando un nuevo álbum en compañía de Adán Naranjo en los estudios de Falso Ídolo, Segundo sol. A la fecha, la música empírica ha presentado un puñado de sencillos que la encuentran explorando nuevos sentimientos y sonoridades, acostumbrándose lentamente a la idea de componer para un formato banda y modificando sus anteriores canciones para el espectáculo en vivo en el que su sonido ha tornado más robusto y elegante, siendo ella la protagonista de una serie de historias entrañables que apelan a cada oyente. A propósito de su participación en la edición de 2023 del Festival Cordillera, hablamos con la cantante radicada en Bello sobre todo lo que se viene en su camino: su presentación en un cartel que incluye a hitos latinoamericanos como Los Bunkers o Damas Gratis, su nuevo álbum y el componer canciones junto a amigos y colegas. Ahora, Bella Álvarez está encontrando la voz que quiere habitar.




Saliste del Picnic cargadisíma con Canciones para una casa chiquita y has estado trabajando en varias cositas desde entonces. Cuéntame un poco de lo que se viene.


Le dediqué el show del Estéreo Picnic a ese disco. Porque sabía que ya iba a entrar en esta onda en la que ando. Yo tenía un sueño, un proyecto grande, de sacar adelante este disco de Segundo sol desde hace mucho tiempo. Lo nombré así tras escribir algunas letras. Es un nuevo formato, es una nueva voz, son nuevos géneros musicales que estoy explorando. Quería quitarme el peso de la cantautoría tradicional que sentía que era la veta que veía la gente en mí, por la que me conocían. Intenté mostrar lo que sentía que quería hacer y eso es lo que he estado haciendo con este nuevo disco. Hay cumbia, hay canción en la que la guitarra es la protagonista, hay muchas cuerdas frotadas, hay vientos, hay un manejo diferente de la voz. Todo eso lo fui buscando con Adán Naranjo, que es mi productor. Siento que la suerte de haber podido buscar eso en México, mi voz en particular, le permitió encontrar al disco su foco: cómo sostener la voz que yo quería para mí a futuro. Todo ese proceso de ese disco viene acompañado del Cordillera. Entonces tengo la oportunidad de dedicarle el concierto en este festival a Segundo sol.


No es propiamente el final, sino el principio de este nuevo ciclo, pues es un recorrido que está comenzando y que has venido adelantando con varios sencillos. Cuéntame del concepto del disco, porque mencionas al segundo sol en “Yo cuidé a tu amor”.


En este caso, “Yo cuidé a tu amor” niega la existencia de un segundo sol: hay un conflicto en el disco que no se resuelve sino hasta la última canción. Obviamente mi música es como mi diario personal, yo solamente la llevo a un punto más extremo, más dramático. En este caso, Segundo sol trata de que mi voz y mi música vuelva a encontrarse nuevamente con la luz que yo sabía que era muy importante para mí en un principio, como en Hortalizas. Entonces, eso fue lo más importante en un principio.


También esta idea me dio la oportunidad de nombrar la elección de quedarme aquí dedicándome a la música. Elegí la música en este disco, elegí la vida en este disco, elegí la búsqueda en este disco. Fue muy importante para mi narrativa personal, también, porque al final mi música siempre termina yendo a mi misma. Sale, vuelve y entra y sale. Es como un flujo constante al crear el concepto y todo. El segundo sol no se quedó sólo ahí, sino que también es un álbum visual que hemos entregado en un orden muy aleatorio y, con la última entrega, se cierran los capítulos grandes del disco. Son muchas canciones y no todas pueden tener video. El Segundo sol terminó siendo la posibilidad de afrontar la música desde el lado audiovisual, desde el concepto completo. Me di cuenta en el proceso de este disco que lo que a mí me gusta es eso: escarbar qué más puedo encontrar para que sea un amuleto mío y no solamente mostrar que canto bonito.




No hay videos anteriores en la carrera de Bella y ahora estás participando activamente en ellos, mostrándote. Cuéntame del proceso de irte presentando a través de tus canciones.


Yo no salía ni en las portadas. Había un video en el disco pasado y ya. Mi música siempre había estado representada por ilustraciones porque en ese momento mi música se encontraba con la posibilidad de un mundo muy fantasioso. También contrarrestan los dibujos súper tiernos, en el caso de Canciones para una casa chiquita, con la oscuridad que se atraviesa en el disco. En este caso quise explorar lo que podía pasar, me encontré con una amiga que es la directora de los videos y un equipo. Estoy aprendiendo de ese proceso de cerca. Me interesa mucho esa parte creativa. Ahí estamos dándole.


No era un tema de incomodidad sino de responder a lo que la música te estaba pidiendo entonces.


Simplemente antes lo primero en lo que yo pensaba eran las ilustraciones porque me gustaba mucho en esa época guardar colecciones de dibujos y texturas que me gustaban. Eso era para mí perfecto y me encontré con las dos ilustradoras con las que trabajé. También me decían que debería salir en las portadas y yo quería era que me dibujaran. Yo sentía que todavía era muy joven para eso, no tenía claridad de qué personaje mío quería mostrar en mi música. No iba a mostrarme como me veía normalmente. Sentía la necesidad de disfrazar en ese momento la persona que se mostraba.


Eso tiene que ver con el rollo de la cantautora y sucede que cuando uno tiene un personaje musical la gente puede hacer la diferenciación. Al presentarte como Bella Álvarez en la tarima la gente asume inmediatamente que eso es también lo que tú eres como persona. Está bueno que te hayas tomado el tiempo de disociar esa personalidad artística de la que sale en la cédula.


Es importante. Últimamente he tenido esa conversación interna también porque me doy cuenta de que cada vez me pasa más que termino nombrando a Bella en tercera persona. ‘Cuando estemos tocando con Bella en tal cosa o cuando Bella nos permita hacer esto’. Es un tema raro. Obviamente el personaje responde a la persona y tampoco es que yo sea una actriz. Siento que es más resaltar lo que se debe resaltar para que se entienda el discurso de las canciones. Pienso que es muy saludable hacerlo. Una vez empecé a hacerlo, empecé a tomármelo más como un trabajo. Porque es mi proyecto profesional, es algo a lo que le dedico muchísimo tiempo, mis recursos. Y creo que era importante hacer esa línea para que yo no me presionara tanto a nivel personal o meterme mucho en el cuento de que todo el tiempo estoy sintiéndome melancólica. Yo no lo había entendido hasta que mi productor Adán me lo dijo: ‘Tú tienes que separarte un poquito de Bella para que le puedas dar dirección a todas esas cosas que tienen que pasar’.




Me parece súper interesante porque me lleva a hablar del formato de la banda, del poder permitir que tus canciones las manipulen tus músicos. ¿Cómo te sientes con relación a la pertenencia cuando tus escritos se ven afectados por la opinión de más personas?


Al contar con que esa persona es Adán, mi productor quien compone conmigo y le da forma a mis ideas al no ser yo una persona académica, lo mío es mi propia musicalidad que he venido explorando desde mis posibilidades, es tener muchísimas herramientas en todos los sentidos. Él no es solamente un muy buen músico, porque es muy buen músico, sino que también se conecta como productor conmigo, con lo que yo quiero decir y sentir. Al compartir con él este proceso de diálogo aprendo y experimento. Muchas veces es cuestión de darle la oportunidad a las cosas para que sucedan para ver qué pasa con mi canción luego. Juntos podemos explorar un montón.


Hay personas que quieren escribir, tocar, grabar y producir su canción porque les da miedo que se les desparrame el concepto o que se les pierda en algún eje de energías. En mi caso, siento que eso más bien le dio una fuerza a las canciones que yo necesitaba. Siempre sentí que mi música podía ser mucho más, que podía ser más de lo que perciben de mí en este momento porque es lo que quiero. Ahora las canciones se escriben en formato banda y luego toca montarlas para el en vivo, lo que implica que tenga que adaptar las canciones que tocaba sola para eso. Entonces es aprender a usar el en vivo como una oportunidad de crecer.


Tener una banda es como tener un instrumento porque en los ensayos y en el montaje de los temas existen esos espacios para que corrija y entienda lo que está pasando. Me siento muy feliz con el rumbo que está tomando mi música. Y siento que este disco marca un antes y un después y, luego de este disco, siento que voy a hacer otro disco muy cabrón. Estoy feliz. Cada disco, cada momento de mi vida, siento que lo he vivido al máximo.




Se va abriendo un poco el panorama y llegas a nuevos lugares. ¿Cómo terminaste trabajando con Ruzto, Nicolle Jadad o Humano en tránsito?


La primera colaboración que grabé fue con Nicolle y con Humano en Tránsito, por ahí en el 2020. Nosotros estábamos saliendo de la pandemia y, no recuerdo muy bien cómo pasó todo, pero terminé en un grupito de WhatsApp de mujeres músicas. Nos reuníamos a hablar como una especie de colectivo e intentábamos plantear qué tipo de problemáticas existían a la hora de hacer música para nosotras. Yo no tenía mucho que decir porque llevaba muy poquito haciendo canciones. Con Nicolle empezamos a hablar y a reunirnos por videollamadas porque no había nada que hacer en esa pandemia. Ella nos contó que tenía una canción muy importante en la que quería las voces de las que estábamos presentes. Y terminó pasando que fui a Bogotá a tocar y grabé las voces con Humano en Tránsito y la canción quedó ahí, no supe mucho más hasta que la estrenaron hace poco.


Con Ruzto fue una experiencia muy diferente. Yo no soy rapera, pero me parece que en Bello, Antioquia, donde vivo, hay una onda muy tirada hacia el hip hop. Por ejemplo, Mora, mi productor anterior con el que también toco en vivo, produce canciones de raperos. El caso es que estaba yo tranquila y me escribió Ruzto sin saber yo quién era. ‘Bella, ¿cómo estás? Escuché una canción tuya y me gustaría que estuvieras en un tema que tengo. Siento que es perfecta para tu voz’. A mí me pareció tan lindo el mensaje, porque sentí que había escuchado realmente mi música por todo lo que me dijo, que acepté. Yo me iba al día siguiente y él me recogió. El tema estuvo en un momentito. Creo que entendí lo que necesitaba la canción, mi parte es la parte hippie, con voces muy aireadas. Me acuerdo que hicimos la canción y tuvimos hasta tiempo de tomarnos unas polas. Nos parece muy mágico todo. Así debería ser siempre, que todo fluya.


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