Ha pasado mucho tiempo desde que una tímida Gabriela Jimeno se subiera al Escenario Lago el 3 de noviembre de 2007 con su primer proyecto Ratón Pérez. Desde entonces, la bogotana que se formó en síntesis electrónica y percusión se ha convertido en una de las voces más inquietantes, sofisticadas y emocionantes de la música colombiana. Primero estuvo ocupándose de la percusión en Balancer durante la segunda década de este milenio y, desde hace varios años, ha dado forma a su faceta creativa más emocionante: Ela Minus. Desde 2015 la colombiana radicada en Brooklyn ha construido un alias creativo fascinante en el que las máquinas análogas le dan un nuevo rostro a la electrónica mundial, revolucionando un mercado que esta construido sobre programaciones en un PC. El verla en vivo se convierte en una experiencia emocionante, es un performance delicado y pletórico en pequeños momentos de belleza. Ela Minus no pinta el bosque con pinceladas bruscas, es más bien un acto puntillista que crea un jardín con motas de color y dedicación obsesiva.
Después de firmar con Domino Records, la bogotana ha venido anticipando su primer álbum de estudio, un coqueto amasijo de programaciones y beats que la ha convertido rápidamente en un fenómeno mundial. acts of rebellion, así en minúscula, es un acto de rebeldía y resistencia de diez cortes, hacia el juego de la industria electrónica y el comportamiento humano en sus facetas más íntimas. Es probablemente el mejor álbum de música electrónica creado en este siglo por colombianos y un milimétrico ejercicio de perseverancia por encontrar una identidad sonora sofisticada y emotiva. Ela Minus se consagra como una de las voces jóvenes más interesantes del panorama mundial. Lejos de ella el exotismo de producciones con síntesis de gaitas y ritmos andinos: todo en su música es un artificio, una sobresaliente ilusión llena de capas y emociones. El corazón de las máquinas ruge, tirita y brilla bajo los dedos de una mujer genial y sobresaliente.
acts of rebellion abre con “N19 5NF”, un corte instrumental pleno de atmósferas evocativas que presenta de lleno la ubicuidad de sus máquinas en su propuesta de valor. El corte es una composición ascendente de poco más de dos minutos en el que se van sumando capas de programaciones etéreas y acuáticas sobre la respiración de la compositora. Es una bonita forma de reflexionar entre la síntesis de lo humano (quien opera las máquinas) y el instrumento de su artesanía (las máquinas con las que construye su sonido). Seguidamente, “they told us it was hard, but they were wrong”, primera cancion que Ela Minus presentó de este álbum llega con un mensaje certero y una delicada programación armónica. Sobre la frágil melodía, la bogotana reflexiona sobre la posibilidad de agencia que tienen los seres humanos de decidir su propio camino de vida, reconociendo que a pesar de que no podemos controlar las circunstancias, sí que podemos decidir qué hacer cuando llueve, truena o relampaguean propagandas fascistas en los medios de comunicación al servicio por los gobiernos. Inspirada por Fugazi, el legendario acto de post hardcore liderado por Ian MacKaye (director de Dischord Records), la música construye bellas imágenes poéticas de incendio y rebelión con el tinte de su emotiva electrónica.
A continuación, llega “el cielo no es de nadie”, una reflexión en torno a la hipocresía detrás de los gestos grandilocuentes, una crítica a esas personas que creen que lo fastuoso excusa su fachada vacía como individuos. A veces nos dejamos cegar con el brillo de joyas de fantasía y no vemos que detrás del baño dorado hay un corazón de oropel. Ela Minus presentó la canción a través de su lista de correos hace algunos meses cuando anunció también la fecha de lanzamiento de acts of rebellion: “en mi experiencia los actos grandilocuentes han sido sinónimos de intensiones huecas. No me malinterpreten: los actos grandilocuentes son divertidos y devienen en buenas historias y en buenas canciones. Pero no son cosas sólidas en las que te puedas parar para construir algo. Y creo que las perseguimos ciegamente y las tomamos a la liguera, solo porque hemos visto que otros también lo hacen. Decimos cosas impresionantes como “te regalo el cielo” que no significan nada. Piénsenlo: literalmente no significan nada. Decimos y hacemos tantas cosas en piloto electrónico, solo porque otros lo dicen y porque otros lo hacen, solo porque lo vemos en las películas. A la mierda. Desafiemos todo, incluso el amor, encontremos nuestras propias respuestas y construyamos nuestros propios significados”. La pieza es más dinámica y oscura, con densas atmósferas de programaciones que contrastan con los tarareos sutiles de la colombiana, quien luego se muestra ataviada de ecos y lejana, como una voz que se escondiese entre nubes para revelarnos algo sobre la naturaleza del amor que desconocemos.
“megapunk” es quizás el corte más incendiario de un disco que plantea un camino desde la individualidad hacia la rebelión gregaria. La canción tiene un aire de electro clash, a la manera de Robots in Disguise, pero con la actitud confrontativa de Peaches. En ese sentido, “megapunk” tiene una estética más afilada y punkera con relación a “they told us it was hard, but they were wrong”, sencillo inmediatamente anterior en cronología. Así mismo, el clamor general de la composición es una invitación a perseverar en la unidad, a construir una comunidad para oponerse a los poderosos. La composición fue creada por la compositora el año pasado, por lo que la artista temía que perdiera vigencia o su mensaje ya no tuviera un contexto. Desafortunadamente no podía estar más equivocada. “megapunk” llega en un momento oportuno cuando América (sus tres partes) se encuentra en una coyuntura clave para la nueva definición de políticas de inmigración, protección del medio ambiente, respeto por la vida y reevaluación de sus prioridades económicas. Es un momento difícil en el que la música de Ela Minus puede convertirse en una tabla de salvación para el naufragio.
La revolución es un acto que implica reflexión e introspección, de lo contrario se convierte en vana ira incendiaria. “pocket piano” llega en medio del ruido para darnos un respiro en medio del estallido de cólera para reflexionar sobre el viaje hasta entonces recorrido. Es un momento de paz intimista que se construye de manera delicada sobre arpegios de sintetizadores que parecen ser los botones de una nave espacial iluminándose en secuencia en medio de la vasta presencia del universo inabarcable. “dominique”, sencillo que Ela Minus presentó como focus track de acts of rebellion, es un momento de pausa en la lucha, en el que la artista se revisa en su fragilidad humana, en sus debilidades sociales y su noctámbula existencia. Se siente como un vistazo al interior de la habitación de Ela, ese cuarto propio de Virginia Woolf, en el que a veces crea, pero también es el refugio para protegerse del ruido del mundo externo. La composición remite un poco a ese álbum casi desconocido de Julie Ruin, el proyecto que iniciara Kathleen Hannah luego de la disolución de Bikini Kill y previo a la formación de Le Tigre. Es una mujer en su habitación reflexionando sobre el mundo y sobre su lugar en él. Ela Minus juega con elementos del city pop y de techno luminoso para narrar su experiencia vital. Nunca se mostró tan vulnerable y humana y es aquí cuando recordamos la respiración del primer corte, que nos recuerda que esta música genial no fue creada por una inteligencia artificial sino por una artista tremendamente sensible.
“let them have the internet” es un momento de tránsito que se construye sobre la emulación de un órgano de iglesia, con momentos de plena exploración espacial que le da a la pieza una trascendencia emocionante. Los “ellos” implicados en el título no es necesario mentarlos, basta con pasar media hora en Twitter. “tony” es un momento hermoso que recuerda por qué Ela Minus es la única artista del tiny dance, etiqueta que ella misma creó para explicar el sonido de sus primeros trabajos (“Jamaica” es el ejemplo perfecto). El corte es una reflexión sobre el amor líquido en la era digital, sobre el miedo al compromiso y al permitirnos ser vulnerables. Ya nadie se abraza en las discotecas modernas, sino que están ensimismados con los ojos cerrados o eufóricos en una danza convulsa de una violencia dirigida al éter. “tony” es un momento delicado en el álbum en el que podemos percibir la evolución de Ela Minus desde sus primeros gestos en SoundCloud, pasando por sus colaboraciones con CLUBZ y Mitú y sus dos EPs recientes. El corte encapsula un viaje de cinco años y, quizás por eso, la cantante decidió enunciarlo principalmente en castellano.
“do whatever you want, all the time” es un corte ambient que recuerda el Wander/Wonder de Balam Acab de hace casi una década. Es un mensaje que no necesita palabras para explicarnos de qué va un poco esta rebelión de la compositora. Cerrando el disco, finalmente, se encuentra “close” junto a Helado Negro, único featuring de un debut sobresaliente. La composición es delicada y emotiva, es el momento de mayor pureza en la voz de la colombiana, pues no está intervenida por ecos o reverberaciones, ni suena mecánica o robótica, sino tierna y cálida. Cerrar un álbum sobre la revolución privada y pública con una canción de amor es el mayor acto de rebeldía, el más necesario mensaje para la rebelión: solo el amor podrá salvarnos, un amor con compromiso, sacrificio y pleno reconocimiento del disco. Es emocionante que el corte cierre con la melodía de un piano, no ya un sintetizador, que deja la puerta abierta para un futuro más amable y esperanzador. Eso esperamos todos, de cualquier modo.
La rebelión de Ela Minus es una invitación a revisarnos internamente. Es un trabajo de electrónica intimista emocionante y vivaz que, sin embargo, no apela al exceso de programaciones ni a las explosiones del género, sino que presenta pequeñas luces titilantes que marcan un camino a seguir que solo podremos percibir si prestamos atención. La bogotana ha creado una joya de delicada belleza, un álbum contundente y poderoso que no necesita de sonidos sobre dimensionados para ser impactante y trascendente. Cuando Donald Trumpo ganó las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, Ela Minus pegó con cinta rosa a su equipo de síntesis la frase “bright music for dark times” y es precisamente lo que nos llega con acts of rebellions, que representan acciones y reflexiones concretas sobre la conducta humana, pues la revolución es un ejercicio diario. Todo ello está presente hasta en la misma portada del álbum: esa cinta rosa acompaña la mirada de Ela Minus, quien no para de escrutar el mundo que la circunda para darle luz y algo de sosiego con sus máquinas de ensueño. acts of rebellion es perfecto.
Comments